Se caracteriza por ser un trastorno que afecta a la alineación triplanar del pie. No sólo afecta al hundimiento del arco medial, como se pudiera pensar. Podemos ver desalineaciones, principalmente por los 3 planos:
El PPI puede ser flexible o rígido, sintomático o asintomático y funcional o no funcional. Dependiendo precisamente de éstos parámetros debe ser tratado o no. Suele cursar con tendencia a la retracción o equinismo de la columna o cadena muscular posterior. “Entidad clínica que se puede presentar de forma fisiológica en niños de hasta 6-8 años, con la presencia de medialización del eje de ASA, aplanamiento visual del arco interno, desviación en valgo y equino de calcáneo, y abducción de la articulación mediotarsiana; y con un comportamiento mecánico en pronación.
Normalmente es fisiológico hasta los tres años Desde que nacen hasta que comienzan a caminar podemos apreciar un pie con forma triangular, con el arco medial relleno de una almohadilla grasa que hace que no veamos formación de arco. Conforme la deambulación se hace presente, se van activando músculos y ligamentos que ayudan a la aparición progresiva del arco plantar.
Generalmente vienen preocupados porque ven que tuercen mucho los pies, deforman los zapatos, sufren tropiezos, se cansan en exceso. Y pocas porque sus niños presenten dolor.
Actualmente se atiende a criterios etiológicos y sobre todo a su PRONÓSTICO BIOMECÁNICO DE PROGRESIÓN, según su FUNCIONALIDAD. Es decir, podemos tener un pie con aspecto totalmente aplanado pero ser perfectamente funcional y por tanto no necesitar tratamiento.
Antiguamente sólo se diagnosticaba y trataba por el aspecto físico del pie, su aplanamiento de la huella y/o desviación del talón. De ahí que muchos pediatras si no ven la huella totalmente aplanada en el podoscopio (ese cristal donde te subes para ver la huella) no le den importancia. Nunca se debe diagnosticar por la forma de la huella. Actualmente dicha acepción ha quedado obsoleta y se debe valorar la funcionalidad del pie.
La diferenciación de los pies planos pediátricos fisiológicos y el curso patológico, así como el inicio adecuado de las opciones terapéuticas representa un desafío. Los temores y las preocupaciones de los padres y su insistencia en inducir medidas terapéuticas ocupan un lugar central en la relación podólogo-paciente.
Si presenta dolor (Sintomático) — siempre requiere TRATAMIENTO
Si no presenta dolor debemos valorar las pruebas funcionales a fin de obtener un pronóstico biomecánico de progresión que nos pueda evitar el correcto desarrollo de ese pie. Para ello contamos con diferentes pruebas funcionales:
Si dichas pruebas son realizadas correctamente estaríamos ante un PIE PLANO FLEXIBLE; No necesitará tratamiento, a no ser que tenga unos condicionantes asociados que puedan impedir o empeorar el pronóstico biomecánico en un futuro.
Si una de esas pruebas es positiva es necesario tratarlos, pues estaríamos ante un caso de pie plano infantil SEMIFLEXIBLE, y si ambas pruebas son positivas también pues estaríamos ante un PPI RÍGIDO.
“Las ortesis plantares se utilizan para aliviar los síntomas de miembros inferiores asociados a pie plano flexible”
Evitar tropiezos y caídas